Si os gustan los sabores ácidos y a la vez amargos no dejéis de hacerla.
Coger 12 limones, trocearlos en cuartos y sumergirlos en agua fría con una cucharada de sal.
Mantenerlos así durante 48 horas, cambiándoles el agua cada 12 horas.
Una vez pasado ese tiempo, separar la corteza de la pulpa.
Mientras se hace lo anterior, se hierven los botes para así esterilizarlos.
En otra cazuela se pone la pulpa del limón y se le añade la corteza amarilla, rallada o cortada en cuadraditos. Esto es lo que le dará el amargor.
Se deja hervir un ratito y se tritura todo con la batidora.
Una vez hecho esto, se mide en un cuenco, uno de puré, otro de azúcar y así sucesivamente.
Se vierte en una cazuela y se sigue hirviendo hasta que engorde un poco.
Cuando creamos que ya está lista, echamos un poco en un plato y si al cortarlo con un cuchillo no se junta,
ya está.
Se vierte en los tarros y se cierran.
Se pone una cazuela con agua a hervir, la temperatura del agua tiene que ser la misma que la de los tarros con la mermelada. Y se hierven durante 20 minutos.
Se sacan los tarros y se colocan en una tabla de madera.
Ya está lista para degustar o para guardar. ¡Espero que disfrutéis tanto como yo haciéndola! y no nos vamos a engañar, también comiéndola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario